Esto es lo que pide un inversionista a un emprendedor y quizá no lo sabes

El dinero, aunque se arriesgue, busca la mayor seguridad. Por eso cualquier inversor potencial en un nuevo negocio, va a exigir ciertos requisitos y hará pasar al emprendedor una especie de examen.

Invertir en una nueva idea de negocio exige tener respuestas a algunas cuestiones importantes.

Llevo meses dándole vueltas.

He escrito decenas de folios con ideas, organigramas, números de todos los tipos… He hablado con muchas personas para contrastar mi proyecto de empresa; incluso les he pedido que le busquen fallos y errores a la idea que tengo de negocio. He conseguido también entusiasmar a algunos amigos que están dispuestos a acompañarme en la aventura, y creo estar ya listo para empezar la carrera.

 

Me siento emprendedor, me sobra ilusión y fuerza y no quiero dejar pasar la oportunidad sin intentarlo, porque, además, estoy seguro de que esto va a funcionar. Al fin, voy a montar mi empresa, con una idea mía, con mi propia filosofía de negocio y tal y como yo deseo. Pero tengo un problema: necesito dinero.

¿Dónde está el dinero?

No hay empresa sin inversión. Aunque una y otra sean modestas, lo cierto es que ambas se necesitan. Por eso, el emprendedor, si no tiene recursos propios suficientes, necesita el apoyo financiero de alguien, ya sea una persona física o jurídica, que confíe en el proyecto y esté dispuesto a apostar por él.

Como es natural, el primer recurso que a nuestro “empresario” le viene a la mente es el banco. Los bancos están deseando prestar dinero porque en ello reside su principal negocio. A veces es inevitable usarlos para obtener financiación, pero, como todos sabemos, lo que el banco te da, al cabo de un tiempo, el banco te lo pide, y con los oportunos intereses. Y los bancos cobran siempre, que nadie tenga dudas.

Por eso, conviene también pensar en los otros inversores, personas con capital en busca de negocio y beneficios. Alguien que apoye a cambio de formar parte de la sociedad y a ser posible sin que intervenga en el día a día. Si todo va bien, ganaremos todos. Si no, perderemos todos…, él principalmente su dinero.

Así será el examen del inversionista

El dinero, aunque se arriesgue, busca la mayor seguridad. Por eso cualquier inversionista potencial en un nuevo negocio, va a exigir ciertos requisitos y hará pasar al emprendedor una especie de examen que éste habrá de superar con la mejor calificación… si quiere tener su recompensa.

1º Equipo

Se trata de saber con qué equipo profesional cuenta la empresa para iniciarse. Y no importa tanto la cantidad (eso son costes) sino la calidad. Habrá que responder, por tanto, sobre su dedicación, su motivación y su preparación.

Las empresas son personas, porque en su principio y su final siempre hay alguien de carne y hueso, con corazón y con talento, que ha de encargarse de analizar, tomar decisiones, gestionar, dirigir, crear, motivar…, todo eso que, por ahora, ninguna máquina es capaz de hacer. El equipo, la gente que forma la empresa, es básico y apostar por él, soportándolo económicamente, supone estar seguro de su capacidad en todos los aspectos.

2º Estado o situación del sector en el que va a actuar la nueva empresa

¿Quiénes y cuántos van a ser nuestros principales competidores? Porque necesitamos que exista competencia como mejor prueba de que hay un mercado activo. Dicho al revés, la ausencia de competidores inmediatamente va a suscitar la pregunta ¿por qué no los hay? Y quizá la respuesta no nos guste: porque no hay un mercado maduro, porque no se da ni el deseo ni la necesidad de nuestro producto, porque nadie va a estar dispuesto a pagar por él… La existencia de un mercado claro y con competencia nos demostrará, además, que hay posibilidades de crecimiento para nuestro negocio.

3º Valoración de la empresa

El inversionista querrá tener datos de partida tales como la rentabilidad prevista en periodos de tiempo prefijados, los activos y pasivos laborales y financieros, la cartera de clientes, etcétera. Información toda ella que el emprendedor debe tener estudiada y lista para presentar. Eso sí, no conviene jugar al despiste e intentar “engañar” porque el maquillaje financiero o de otro tipo aplicado a una nueva empresa desemboca casi siempre en su descubrimiento y posterior fracaso.

El motor de todo emprendedor debe ser la ilusión, pero el combustible de dicho motor no puede ser otro que el dinero. Hasta la más aventurera de las aves necesita de vez en cuando tomar tierra y es, además, solo desde el suelo (y la realidad) desde donde se puede emprender el vuelo.

Fuente:https://www.entrepreneur.com/article/304051